Por qué se Producen Alteraciones Metabólicas en Caballos de Raid en Competición y como Evitarlas.
En el último raid que acudimos, en el Sierra Morena en Córdoba, coincidimos con el grupo de Veterinarios del Centro de Medicina Deportiva Equina de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba, al frente de ellos, se encontraba la Profesora Cristina Riber. Y como es natural, después de las muchas horas de convivencia bajo una carpa que nos aliviaba de un día muy lluvioso en la Sierra de Córdoba, hablamos de muchos temas del mundo del Caballo y del Raid, y fruto de estas conversaciones, Aritz Saitua, una de las veterinarias del Equipo, me remite este interesante articulo sobre las Alteraciones Metabólicas que se pueden producir en los caballos de Raid en la competición y como evitarlas.
Hace un repaso por todas las fases por la que pasa un caballo de Raid, desde el entrenamiento, transporte, alimentación etc. etc. Un detallado estudio, que puede ayudar a los Jinetes de Raid, a concienciarse y saber por donde les puede venir esa eliminación de una prueba y la manera de evitarla, con un buen manejo de los medios a su alcance.
Este es el articulo:
«POR QUÉ SE PRODUCEN ALTERACIONES METABÓLICAS EN CABALLOS DE RAID EN COMPETICIÓN Y COMO EVITARLAS
ARITZ SAITUA PENAS, CRISTINA CASTEJÓN-RIBER, CRISTINA RIBER, FRANCISCO CASTEJÓN, ANA MUÑOZ JUZADO
Centro de Medicina Deportiva Equina, CEMEDE. Facultad de Veterinaria. Universidad de Córdoba. E-MAIL: cemede@uco.es ;http://www.uco.es/cemede/
Entre el 30% y el 50% de los caballos que participan en competiciones internacionales de endurance, sobre distancias de 100-160km, son eliminados en los vetgates, teniendo en cuenta que estas cifras varían entre las diferentes áreas geográficas y categorías. Las tasas de eliminación han aumentado en los últimos años, lo que supone un motivo de preocupación desde la ética y la imagen de este deporte. Las principales razones de eliminación, son las cojeras y las alteraciones metabólicas, asociadas a deshidratación, alteraciones electrolíticas y a depleción de sustratos energéticos en las fibras musculares. Además, pueden llegar incluso a producirse alteraciones más severas derivadas de estas alteraciones metabólicas, como son golpes de calor, rabdomiólisis, cólico, insuficiencias renales y hepáticas, laminitis y coagulación intravascular diseminada.
La prevención comienza con la selección de un caballo adecuado, sano y libre de enfermedades subclínicas. Un adecuado entrenamiento es la mejor forma de prevenir el riesgo de padecer alteraciones metabólicas. Debe considerarse también el transporte hasta el lugar de la competición y la aclimatación a las condiciones medioambientales. Durante la competición es esencial el control de las pérdidas de líquidos y electrolitos con el fin de evitar la deshidratación y el cúmulo de calor, al igual que la utilización de sustratos energéticos para evitar la depleción de las fibras musculares. El control de la intensidad de la carrera es esencial, esto se puede hacer obteniendo los umbrales aeróbico y anaeróbico de lactato a partir de un test de ejercicio. Otras estrategias a seguir durante la carrera incluyen una buena planificación de la carrera, en función de las condiciones del terreno y del clima, la educación del jinete para detectar signos tempranos de fatiga, y los controles veterinarios.
INTRODUCCIÓN
Un ejercicio físico mantenido durante mucho tiempo, puede resultar en fatiga. En el ejercicio de corta duración, la recuperación de la fatiga es bastante rápida, y por ello, no progresa hasta el agotamiento. Por el contrario, los ejercicios de larga duración, como es el caso del raid, la fatiga no se recupera rápidamente y por ello puede resultar en severos cambios fisiológicos que pueden poner en peligro la vida del animal. Por ello el siguiente artículo se centra en las alteraciones metabólicas de los caballos de endurance.
Las alteraciones metabólicas, son después de las cojeras, la segunda causa más frecuente de eliminación en caballos de raid durante la competición. Estudios realizados por la FEI en competiciones en países Europeos y árabes, describen que un 30% de las eliminaciones son a causa de cojeras y un 8-10 % se deben a alteraciones metabólicas. Estudios más recientes, citan que cerca del 50% de los caballos participantes en competiciones de endurance son eliminados en los vetgates. Desafortunadamente, las tasas de eliminación han aumentado en los últimos años, lo que supone una fuente de preocupación entorno a la ética y la imagen de este deporte.
Los caballos son eliminados por razones metabólicas y el estado metabólico del caballo está comprometido, basándose en el examen clínico, frecuencia cardíaca, índice de recuperación cardíaca, color y grado de humedad de las mucosas, tiempo de relleno capilar, presencia e intensidad de los sonidos intestinales, y la presencia de otras manifestaciones clínicas que indiquen alteraciones neuromusculares o ácido-base. Los signos clínicos son secundarios a deshidratación, alteraciones hidroelectrolíticas y ácido-base, cúmulo de calor, y depleción de sustratos. Estos mecanismos patológicos pueden ser evitados siguiendo ciertas estrategias antes, durante y después de la competición.
Estrategias previas a la competición
Selección del caballo apropiado
Las razas que mejor se adaptan al ejercicio de endurance, son la raza árabe o sus cruces, debido a su mayor capacidad aerobia y mayor economía de movimiento. Además, estos caballos disponen de una relación entre tamaño corporal y superficie corporal más apropiada para la disipación de calor.
Otros factores a considerar son el color y la densidad del pelaje. El color del pelaje afecta a la cantidad de calor solar absorbido, mientras que la densidad del pelaje influye en la capacidad de disipar el mismo. Por ello, es recomendable esquilar al caballo para favorecer la eliminación cutánea de calor.
Tener un caballo sano
Tener un caballo saludable es imprescindible para reducir el riesgo de padecer alteraciones metabólicas durante la competición, ya que se ha visto que los caballos con anemia leve, enfermedades respiratorias o cardiovasculares, o cojeras, tienen mayor riesgo de ser eliminados por causas metabólicas durante la carrera. La anemia hace que haya menor llegada de oxígeno al músculo, favoreciendo lesiones musculares y rabdomiólisis. Los caballos con enfermedades respiratorias tienen una mayor respuesta anaerobia al ejercicio, acumulando antes lactato y favoreciendo la fatiga. Los efectos de las enfermedades cardíacas han sido poco estudiados en el caballo de raid. Se cree que las arritmias cardíacas producen una disminución de la capacidad del corazón de enviar la sangre al resto del cuerpo, sobre todo hacia los tejidos que más sangre necesitan durante el ejercicio. En un estudio realizado en Francia, tampoco se encontró una influencia negativa de las lesiones de las válvulas cardiacas y el rendimiento en caballos de raid. Por otro lado, las arritmias cardíacas son frecuentes en caballos de raid que son eliminados por alteraciones metabólicas, debido a desequilibrios electrolíticos; pero también son frecuentes en caballos que terminan de forma correcta el raid, sobre todo durante el periodo de recuperación.
Además de tratarse de la causa más común de eliminación, las cojeras, también pueden contribuir a la aparición de agotamiento. Las cojeras no detectadas, pueden hacer que el caballo se mueva de forma diferente, de modo que el caballo use de forma excesiva algunos músculos o bien que use músculos que no emplea de forma habitual. Esta variación en el uso de los músculos puede conllevar a lesión y rotura muscular (rabdomiólisis), con dolor y aumento de la frecuencia cardiaca.
Entrenamiento y educación:
La mejor forma de evitar el agotamiento en competición, es entrenar adecuadamente al caballo. A la hora de preparar un correcto plan de entrenamiento, es esencial la realización de un test de ejercicio o prueba de esfuerzo estandarizada. Durante este test, se miden la concentración de lactato en sangre y la frecuencia cardiaca y a partir de ellos se obtienen el índice de funcionalidad HRLA2, que indica la frecuencia cardíaca a la que se alcanzan 2mmol/L de lactato. Este valor es de gran ayuda a la hora controlar la intensidad del ejercicio durante el entrenamiento y la carrera.
Además del ejercicio, es importante que el caballo aprenda a beber agua (y cualquier tipo de agua) y a comer en cualquier oportunidad que se les presente durante el entrenamiento y la competición.
Transporte hasta la competición:
Durante el transporte a la competición, un caballo puede perder hasta 3 kg de peso por hora. Es por ello, que, si el tiempo de transporte es largo, se debe tener en cuenta que el caballo necesitará un mayor periodo de recuperación, previo a la competición.
Aclimatación a las condiciones medioambientales:
A medida que la temperatura ambiental aumenta, la diferencia de temperatura entre la piel y el medio ambiente se reduce, por lo que se pierde menos calor por convección (corrientes de aire) y radiación (intercambio con el medio ambiente). De hecho, cuando la temperatura ambiente excede la corporal, el gradiente de transferencia térmica se invierte y el animal capta calor del ambiente.
Cuando la humedad es elevada, el punto de condensación entre el gradiente piel y ambiente se reduce, por lo que las pérdidas de calor por evaporación se ven alteradas. Por ello, cuando la humedad ambiental es alta, la eliminación de calor no es efectiva, aumentando el riesgo de hipertermia y estrés térmico.
En medicina humana, se ha demostrado que el periodo de aclimatación comienza a los 3-5 días de la exposición regular y ejercicio en un ambiente más cálido, siendo la adaptación completa a los 14-15 días.
La suplementación con grasas (8-10% del total de la dieta) reduce el estrés térmico, al producir el metabolismo de las mismas menos calor que cuando se emplean glúcidos.
ESTRATEGIAS DURANTE Y TRAS LA COMPETICIÓN
Manejo de la competición
Las condiciones climáticas y el terreno pueden influir en la aparición de fatiga y alteran la interpretación de las valoraciones metabólicas y de cojera. Los jueces y veterinarios son los responsables de realizar modificaciones en las condiciones de la competición.
Educación del jinete
La conciencia y el conocimiento del jinete son esenciales para prevenir la fatiga. El conocer los signos agudos de fatiga y reducir la intensidad del ejercicio en ese momento, pueden determinar que el caballo no llegue a necesitar tratamiento médico.
La monitorización de la frecuencia cardiaca es una forma objetiva de conocer la respuesta metabólica y cardiovascular al ejercicio, por lo que es de gran ayuda para controlar la intensidad del ejercicio en función de los diferentes terrenos, maximizando el aporte y uso de oxígeno por los tejidos, y evitando el desgaste de energía. El rango de frecuencia cardiaca en el cual debe ir el caballo en competición puede establecerse mediante un test de ejercicio estandarizado.
Exámenes veterinarios
Una evaluación veterinaria detallada puede ser de gran importancia para detectar precozmente la fatiga y evitar que los caballos continúen la competición hasta llegar al agotamiento. Los caballos deben ser chequeados en los controles veterinarios.
Control de las pérdidas de fluido y electrolitos
El ejercicio prolongado da lugar a la producción de gran cantidad de calor, ya que únicamente un 20-25% de la energía producida es convertida en energía mecánica útil para el movimiento del músculo. Este calor se disipa del músculo a través de la piel, mediante vasodilatación periférica y un aumento de la temperatura de la piel. La piel se enfría por convección, radiación y sobre todo por evaporación del sudor. De hecho, durante una competición de endurance el caballo puede llegar a perder hasta un 4-7% de so peso corporal, fundamentalmente debido a la pérdida de sudor.
Los métodos de enfriamiento son imprescindibles para ayudar en la eliminación de calor corporal, y deben ser aplicadas siempre que sea posible. En el periodo de descanso, los caballos deben mantenerse a la sombra, evitando la radiación solar. Durante la recuperación, el aporte de cantidades copiosas y frecuentes de agua moderadamente fría es esencial para reducir la tasa de almacenamiento de calor. La aplicación de agua fría no produce vasoconstricción en la piel, durante las primeras fases del enfriamiento.
El agua debe aplicarse en las zonas con mayor concentración de glándulas sudoríparas y en las zonas en las que los vasos sanguíneos sean de mayor calibre, para facilitar el intercambio de temperatura. Caminar a los caballos durante este periodo favorece el mantenimiento de un buen gasto cardíaco, que a su vez mejora el flujo sanguíneo a las zonas eficaces en intercambio de temperatura, mejorando la eliminación de calor.
La deshidratación juega un papel importante en las competiciones de resistencia. Durante el ejercicio se requieren grandes volúmenes de sangre para surtir de oxígeno y sustratos al músculo, así como eliminar los desechos del metabolismo del mismo. Cuando aparece la hipovolemia o deshidratación, el flujo sanguíneo se desvía hacia los órganos más activos metabólicamente, disminuyendo así el aporte sanguíneo a otros como el sistema digestivo, lo que puede llegar a dar lugar a signos de cólico debido a reducción de la motilidad intestinal, alterando, además, la termorregulación, por un menor aporte sanguíneo a los vasos periféricos, dificultando así la disipación de calor.
Si la deshidratación se acentúa, se produce una disminución de flujo de sangre hacia órganos vitales. La viscosidad de la sangre aumenta, y llega en menor volumen hacia riñones, hígado y músculo, que provoca rabdomiolisis y agotamiento. El control de la temperatura rectal es de gran ayuda en la detección de agotamiento térmico y del golpe de calor. Si la temperatura rectal excede 42ºC, es indicativo de la necesidad inmediata de refrigeración. Si la taquipnea persiste tras mover al caballo a un ambiente más fresco e intentar reducir la temperatura, es sugestivo de que la hipertermia no se ha solucionado e incluso puede desencadenar en un golpe de calor.
La deshidratación causada por la sudoración, siempre va acompañada de pérdida de electrolitos. El sudor equino es isotónico, ligeramente hipotónico en relación al plasma y contiene grandes cantidades de sodio, cloro, potasio, y en menor medida, calcio y magnesio. La pérdida de sodio y fluido por el sudor puede producir una deshidratación hipotónica, por lo que el animal no siente sensación de sed. La pérdida excesiva de sodio, puede causar taquicardia, hipotensión, síntomas neurológicos, espasmos musculares y fatiga.
La pérdida de cloro a través del sudor es dos veces mayor a la concentración plasmática, por lo que se reduce en gran medida su concentración en plasma.
La concentración de potasio en el sudor es de 8 a 20 veces mayor a la del plasma, por lo que los caballos de raid pierden abundante cantidad de potasio durante la competición. Estas pérdidas, pueden desencadenar en alteraciones musculares y nerviosas por hiperirritabilidad de las células, e incluso llegar a producir arritmias. Alteraciones similares son producidas por una hipocalcemia, debida a las pérdidas de calcio a través de la sudoración, ya que ésta altera los canales de sodio neuronales, produciendo una mayor irritabilidad de la fibra nerviosa.
Las concentraciones de magnesio son mayores en el sudor que en el plasma, por lo que la sudoración profusa puede llegar a producir hipomagnesemias, que dan logar a espasmos musculares y tetania debida al aumento que producen en la liberación de acetilcolina en las uniones neuromusculares.
La prevención de la deshidratación y las pérdidas de electrolitos es esencial para reducir el riesgo de sufrir fatiga, para ello se han descrito varias estrategias. En atletas humanos, se ha visto que la hiperhidratación previa al ejercicio prolongado, promueve una mejor función cardiovascular y eliminación de calor. Artículos posteriores realizados en atletas equinos, crean cierto desconcierto en base a esta teoría, aunque parece ser que el caballo debe iniciar la competición en un buen estado hídrico, no siendo necesaria la hiperhidratación.
Otra estrategia llevada a cabo en atletas humanos, es la administración de soluciones con glicerol para promover la hiperhidratación. La administración del mismo en caballos, no supone una mejora en el estado de hidratación en comparación con la administración oral de electrolitos. La retención de agua y electrolitos en el tracto gastrointestinal alcanza su pico máximo a las 4-6 horas tras la ingesta. Por tanto, un buen momento para iniciar el aporte de electrolitos es unas 4 h antes de la competición. Es importante que el caballo tenga acceso al agua inmediatamente después de la suplementación, ya que un aumento en la osmolaridad a nivel gastrointestinal puede producir un mayor secuestro de fluido desde la sangre.
La administración de agua salada al caballo, siempre que estén acostumbrados, parece ser la mejor opción a la hora de producir la rehidratación tras el ejercicio, ya que aumenta el consumo de agua durante la primera fase de la recuperación y disminuye la magnitud de pérdida de peso.
Otras opciones son, suplementar el alimento en grano o pellets con electrolitos o la administración vía oral. La administración oral directa, a pesar de tratarse de una práctica muy habitual, ha sido asociada a la presentación de úlceras gástricas no glandulares en el caballo de raid.
Control de la depleción de sustratos
Los carbohidratos y las grasas pueden emplearse como fuentes energéticas simultáneamente durante el ejercicio de endurance, a pesar de que el grado de utilización depende de la intensidad y duración del ejercicio, la aptitud y el grado de entrenamiento. Las estrategias de alimentación, antes, durante y después de la competición son esenciales con el fin de aumentar o mantener las cantidades de glucógeno muscular en competiciones de raid.
En los caballos, únicamente se puede producir un ligero aumento (10%) en el contenido de glucógeno muscular mediante el manejo de la dieta, al contrario de lo que ocurre en atletas humanos. Esto se debe a que se necesitan grandes cantidades para reponer el glucógeno muscular, pudiendo ser perjudiciales al predisponer la aparición de laminitis o disfunciones gastrointestinales.
Las grasas son el mejor almacén de energía para el caballo de raid. Las fibras musculares son capaces de emplear tanto los triglicéridos almacenados en las fibras musculares, como los ácidos grasos libres que se encuentran en sangre. La administración de grasas en la dieta aporta mayor energía al metabolismo aerobio, tiene efecto de almacenamiento de glucógeno en las fibras musculares e hígado, retrasa la aparición de fatiga asociada a la depleción de glucógeno, reduce las concentraciones de lactato durante el ejercicio y reduce la producción de calor.
El caballo debe de tomar una dieta basada en los carbohidratos al menos, tres horas antes de la competición, ya que la ingesta de carbohidratos en un tiempo menos a las tres horas previas, conllevar a hiperinsulinemia, inhibiendo la oxidación de lípidos y acelerando el metabolismo de los carbohidratos. Además, es de suma importancia que el animal consuma pequeñas cantidades de alimento en grano o pellets para reponerla energía en el musculo durante la carrera. Así como aportar forrajes de buena calidad, ya que el contenido en fibra del intestino grueso ayuda mantener grandes cantidades de agua en el intestino, siendo beneficiosas para mantener la hidratación durante la carrera. A pesar de que no es recomendable el aporte de alimentos con grandes cantidades de calcio durante el entrenamiento del caballo de endurance, puesto que alteran la respuesta normal de la paratiroides ante la hipocalcemia, puede favorecerse de la administración de estos el día previo y durante la competición, al aportar calcio necesario para la actividad muscular.
Efectos beneficiosos del entrenamiento:
La mejor forma de reducir el riesgo de agotamiento y otras alteraciones metabólicas es el entrenamiento. Es beneficioso para los sistemas respiratorio, cardiovascular y musculoesquelético, junto con mejora de la tolerancia al calor y en el grado de sudoración.
A nivel cardiovascular se produce un aumento en el volumen plasmático, el volumen de eyección y el gasto cardíaco, contribuyendo a una mayor estabilidad cardiovascular. La mejoría a este nivel es consecuencia directa del entrenamiento.
Las fibras musculares sufren intensos cambios debidos al entrenamiento, aumentando así su habilidad de transformar energía química en energía mecánica para el movimiento muscular.
El entrenamiento también mejora la habilidad del caballo a la hora de disipar el calor a través de la evaporación por el sudor y el tracto respiratorio. El caballo entrenado suda más y antes durante el ejercicio, pero las pérdidas hídricas y electrolíticas son inferiores durante la recuperación, en comparación con caballos no entrenados.
Más información sobre este tema se puede obtener en:
Muñoz A, Castejón-Riber C, Riber C, Esgueva M, Trigo P, Castejón F (2017). Current knowledge of pathological mechanisms and derived practical applications to prevent metabolic disturbances and exhaustion in the endurance horse. Journal of Equine Veterinary Science 51, 24-33.»
Gracias al Equipo del CEMEDE de Córdoba por este gran trabajo.
Saludos de Gabriel.