Consideraciones Fisiopatológicas sobre el Ejercicio del Caballo en Llano y en Cuesta. (a)
Consideraciones Fisiopatológicas sobre el Ejercicio del Caballo en Llano y en Cuesta.
- Este es otro articulo de los profesores Francisco Castejon y Cristina Riber, de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, dado en el Curso de la Feba.
- Los jinetes de Raid, seguro que sacan buenas conclusiones de este articulo, ya que aclaran dudas sobre el tiempo y las calidades de los entrenamientos, así como los mecanismos de como entrenar en cuestas.
- Espero os guste este articulo de nuestros amigos los profesores cordobeses, que tanto estudios y trabajos realizan en beneficio de la Resistencia Ecuestre.
Este es el articulo en cuestión:
«CONSIDERACIONES FISIOPATOLÓGICAS SOBRE EL EJERCICIO DEL CABALLO EN LLANO Y EN CUESTA
Por Francisco Castejón Montijano y Cristina Riber Pérez
Cátedras de Fisiología y Patología Quirúrgica
Facultad de Veterinaria
Universidad de Córdoba.
En las competiciones hípicas, como las carreras de caballos en hipódromo, las pruebas de steeple chase y campo en el concurso completo de equitación, y las pruebas de raid o endurance se está produciendo el aumento de la velocidad durante las competiciones, tanto en nuestro país, como en el resto del mundo.
El desarrollar velocidades medias altas durante la carrera hace que se sobrecarguen los tendones y articulaciones de los animales, aumentando el riesgo de lesión y disminuyendo la vida deportiva media de los animales, con la consiguiente perdida tanto deportiva como económica para el propietario o el jinete. El encontrar un buen caballo para remplazar al anterior no es muchas veces fácil, y cuando se encuentra, el precio puede alcanzar cifras elevadísimas.
Cada extremidad posee un aparato suspensor formado por ligamentos, tendones y músculos que soportan el peso del animal y se encargan de estabilizar las articulaciones del miembro (fig. 1).
Durante la estación, las extremidades anteriores soportan el 60% del peso del animal. Cuando el animal se mueve, el peso que soporta cada extremidad aumenta con los diferentes aires de la siguiente forma:
-paso—> 0.6 x peso del caballo en kg.
-trote–> 0.9 x peso del caballo en kg.
-galope-> 1.7 x peso del caballo en kg.
Por lo tanto cuando la velocidad de carrera se aumenta, se aumenta la tensión ejercida sobre el aparato suspensor y por lo tanto el riesgo de que se produzca una lesión.
El aumento en la velocidad y duración de los entrenamientos, necesario para conseguir los rendimientos actuales durante la competición, sobrecargan aún mas la tensión en los tendones y ligamentos, y esto disminuye el período competitivo de los animales. Además, el aumento de la velocidad durante las pruebas y en el entrenamiento, incrementa las fuerzas contusivas sobre el casco y las articulaciones, con el consiguiente riesgo de lesión.
Lesiones en el casco
El casco se puede decir que es un milagro de bioingeniería, ya que está diseñado para soportar las considerables fuerzas ejercidas sobre las extremidades durante el entrenamiento y la competición (fig. 2). Su misión es disipar las fuerzas concusivas con una ligera expansión de la ranilla y de su pared, especialmente en los talones y cuartas partes donde su espesor es menor. Al mismo tiempo que se expande la ranilla y la pared, el tejuelo se hunde ligeramente y rota hacia abajo.
La red vascular (fig. 3) además de su papel de suministro de nutrientes y retirada de metabolitos, actúa hidráulicamente absorbiendo el choque de la extremidad contra el suelo durante la marcha.
Las contusiones repetitivas que se realizan durante la locomoción regulan el flujo de sangre hacia el casco aumentándolo y por lo tanto favoreciendo su acción. Los trastornos de este mecanismo, por un aumento excesivo de las contusiones durante el entrenamiento y la competición, llevan al desarrollo de la enfermedad de navicular y de laminitis.
Lesiones en las articulaciones.
Cuando la velocidad de carrera aumenta de forma considerable, como sucede en una carrera en hipódromo o durante una prueba de cross de un Concurso Completo, se aumentan las fuerzas contusivas sobre las articulaciones, dando lugar a lesiones intrínsecas.
Por otra parte, cuando una articulación es sometida a sobrecarga crónica, como sucede durante los largos períodos de entrenamiento y de competición que se producen en el raid, se hace susceptible a lesión. Como ejemplo de este tipo de lesiones podemos incluir muchos de los fragmentos osteocondrales y fracturas vistas en las artritis crónicas.
Lesiones en el aparato suspensor
Las lesiones del aparato suspensor se han estudiado con mayor frecuencia en el caballo de carreras o en el caballo de concurso completo, debido a la velocidad que estos animales alcanzan durante la competición. Este tipo de lesiones son especialmente tediosas sobre todo cuando se presentan por una sobrecarga de trabajo (sobrestres), ya que la irrigación de estas estructucturas es escasa y por lo tanto las posibilidades de una completa regeneración son muy pocas. Además, la regeneración se haría con tejido de peor calidad que el que normalmente forma el tendón, con lo que el animal que ha sufrido una lesión en un tendón o ligamento, tiene una mayor predisposición e recaídas cuando inicia de nuevo su actividad normal.
Diversas investigaciones sostienen la idea de que las lesiones en el tendón se presentan porque se excede la capacidad mecánica y biológica de estos tejidos, bien sea por un solo impacto con el suelo, como sucedería en los caballos de carreras y de concurso completo, o por múltiples impactos, como en los caballos de raid. En estos últimos, tanto por la competición como por los largos períodos de entrenamiento, donde la tensión sometida a los tendones no es muy intensa, pero sí muy sostenida.
Entrenamiento en subidas
Para disminuir el riesgo de lesión que supone el aumento de velocidad durante los entrenamientos, algunos jinetes y entrenadores incluyen sesiones de entrenamiento cuesta arriba, con lo que no se necesita desarrollar períodos de alta velocidad para sobrecargar funcionalmente al sistema cardiorespiratorio y musculoesquelético, y de esta forma mejorar el rendimiento físico con menor riesgo de lesión.
El introducir a un caballo en entrenamientos cuesta arriba debe hacerse muy progresivamente, ya que la pendiente aumenta el ángulo que forma las falanges con el terreno al tomar contacto con él, y esto provoca un aumento de presión sobre el navicular debido al aumento de tensión creado sobre el tendón flexor digital profundo con el consiguiente riesgo de lesión. Además, en esta posición, el casco absorbe más contusión debido a la mayor inclinación del ángulo de la cuartilla. En este tipo de ejercicios el riesgo de lesión está determinado por dos factores: grado de inclinación de la cuesta y longitud de la misma. A mayor grado de inclinación, mayor tensión sobre el tendón flexor digital profundo, mayor presión sobre el navicular, y por lo tanto, mayor riesgo de lesión. Cuanto mayor es la longitud de la cuesta, mayor es el tiempo en que el tendón esta sometido a tensión, y por lo tanto mayor es el riesgo de lesión.
Además, el ejercicio en cuesta requiere un mayor aporte energético a mayor grado de inclinación y longitud de la cuesta. Esto implica una mayor participación del glucógeno como substrato energético, y esta mayor utilización del glucógeno provoca en los casos en que se realiza una velocidad alta, la acumulación de lactato en el músculo, y en los casos en que la velocidad no sea tan alta, una mayor depleción de sus depósitos orgánicos de glucógeno, con lo que de cualquier forma se favorece la aparición de la fatiga. Para prevenir esto, el caballo disminuye su velocidad a medida que aumenta el grado de inclinación y/o la longitud de la cuesta, con lo que sus requerimientos energéticos disminuirán, y el ejercicio podrá continuar.
En los casos que se quiera conseguir aumentar la capacidad cardiorespiratoria, un entrenamiento en cuesta arriba debe de empezar con sesiones de dos días por semana, al paso, con pendientes de aproximadamente seis grados y durante una distancia de 800 a 1000 m. Cuando se llega a lo alto se baja al paso montado o al trote desmontado. Al llegar abajo se toman pulsaciones y cuando el caballo esté en 64 o menos se vuelve a subir. Este procedimiento se repite un mayor o menor numero de veces a medida que el caballo va adquiriendo mejor forma física hasta un máximo de cuatro. A partir de aquí se empiezan a introducir subidas al trote, hasta completar las cuatro y a continuación las subidas al galope. Si el animal es capaz de completar las cuatro subidas al galope, puede buscarse otra cuesta con más pendiente (aproximadamente 15 grados), comenzando con las subidas al trote e introduciendo las subidas al galope progresivamente. Cuando el caballo sea capaz de realizar con facilidad cuatro subidas al galope con pendiente de 15 grados, ha alcanzado una buena forma física para tomar parte en una competición.
Cuando lo que se pretenda sea aumentar la potencia muscular, se reducirá la distancia a recorrer entre 100 y 400 m., y se aumentará él número de subidas hasta un máximo de diez.
Entrenamiento en bajada
Otro aspecto importante para los trabajos en cuesta es que el animal debe aprender a adquirir un buen equilibrio durante las bajadas, ya que durante las diversas competiciones puede darse el caso de que el animal deba realizar diversas bajadas.
En las bajadas el peso del animal se ve aumentado por la fuerza de la gravedad, con lo que se aumenta el peso que recibe cada extremidad durante la marcha, sobre todo en las extremidades anteriores (en un 60 % giugghcmás). El aumento del peso actúa aumentando la tensión sobre el ligamento suspensor y el tendón extensor, con el consiguiente riesgo de lesión.
Otro factor a tener en cuenta durante las bajadas son los músculos implicados y el tipo de contracción. Mientras que en la subida o en terreno llano los músculos principalmente implicados son los propulsores, en las bajadas cobran mayor relieve los músculos implicados en el mantenimiento de la postura o músculos postulares. Los músculos propulsores tienen un tipo de contracción isotónica o concéntrica, y los músculos postulares tienen un tipo de contracción isométrica ó excéntrica. La contracción concéntrica se caracteriza porque la tensión del músculo aumenta a medida que este se acorta. La contracción excéntrica se caracteriza por todo lo contrario, el músculo no se acorta, pero su tensión aumenta al aumentar el peso que debe sostener el mismo. Estos hechos deben ser tenidos en cuenta a la hora de programar un entrenamiento.
Hay dos escuelas en como hay que afrontar las bajadas durante un entrenamiento. Una es de la opinión de que el caballo tiene un número limitado de kilómetros para bajar rápido hasta que se produce la lesión, y que por tanto el jinete debe reservarlos para la competición. La otra escuela piensa que el caballo necesita aprender a bajar, empezando poco a poco con pendientes suaves y aumentando tanto la longitud como el grado de inclinación. En nuestra opinión este último punto de vista parece estar mas de acuerdo con los principios generales del entrenamiento.
En los ejercicios cuesta abajo se sobrecargan el ligamento suspensor y el tendón extensor, por lo que se necesita un entrenamiento progresivo para robustecerlos. Además, ya hemos dicho anteriormente que los músculos implicados son diferentes a los implicados en el llano o en la cuesta arriba, por lo que estos músculos, también deben ser entrenados.
Se tarda aproximadamente dos años en enseñar a un caballo a bajar cuestas bien, dependiendo del grado de doma del animal y de la actividad desarrollada anteriormente. Para bajar bien el animal debe estar reunido, desplazando la mayor parte de su peso sobre el tercio posterior. Entonces se comienza con bajadas suaves al trote corto sobre distancias cortas. Gradualmente se le pide al caballo aumentar la distancia y la velocidad sin que se pierda el equilibrio, y posteriormente se aumentará la distancia.
El entrenamiento cuesta abajo debe hacerse con precaución porque conlleva un alto riesgo de lesión si no se hace correctamente. En este tipo de entrenamiento como en cualquier otro, hay que emplear el principio de «mas vale quedarse corto que pasarse».»
Saludos de Gabriel.
Un artículo excelente. Gracias