«Cuando empecé a competir en raid hacia el 2002/2003, no tendría yo más de 10-11 años y en los concursos territoriales no habría más de 5 o 6 caballos por categoría. Tengo muchos recuerdos de aquellas carreras pero muy pocos tangibles. Una o dos fotografías de bastante mala calidad (a lo sumo) de alguna prueba . La mayoría de los recuerdos los tengo exclusivamente en la memoria y poco a poco, seguro que algunos se van olvidando.
¿A qué viene esto? Pues a veces se hacen reflexiones que creo que está bien dejar por escrito y compartir.
El raid es la disciplina “invisible” del mundo de la hípica, nuestro “campo de juego” no es un picadero a techo y resguardado, son kilómetros de libertad, es el campo con todas sus adversidades y encantos, con todos sus cambios…
Hay que entrenar y competir haga frío, sol, nieve o viento. Cuando el juez da la salida y todavía no se asoma la primera luz del día, nosotros y nuestro equipo ya llevamos mínimo una hora despiertos porque hay que prepararlo todo para afrontar los kilómetros que nos quedan por delante.
Da igual que sea invierno o verano, que nos estemos congelando o quemando con el sol. Ahí estamos y ahí están nuestras asistencias ¿Qué haríamos sin ellas? Las que esperan sin importar el frío o el calor a que aparezca su binomio favorito en la línea del horizonte.
Y es que en el raid hay que moverse, sería mucho más cómodo ver el desarrollo de la prueba desde una grada durante los 4 o 5 minutos que duran las salidas a pista de cada jinete o amazona pero aquí, tanto binomio como equipo, tienen que hacer kilómetros y largas esperas.
Reflejar todo este proceso y hacer visible lo invisible, tiene su esfuerzo y más cuando los comités organizadores están con la soga al cuello, rezando para que las pérdidas no sean demasiado grandes.
Por eso quiero decir como amazona, como asistencia, como organizadora, como parte de una federación autonómica, como amante de este deporte y como “fotógrafa aficionada” GRACIAS a mis colegas Macu, Eva, Paco, Kristian y demás… Por hacer visible el raid.
Para los comités organizadores y las federaciones autonómicas es imprescindible contar con ese material, ayudar a que los medios de comunicación puedan comunicar y acompañar con fotografías lo que ha pasado en una competición de raid.
Porque al final, una imagen vale más que mil palabras.
Y gracias a los fotógrafos todoterreno enamorados del raid, que aparecen en cualquier parte del recorrido, que esperan pacientemente, que se hacen kilómetros de asistencia en asistencia y siempre llegan a tiempo para veros cruzar la línea de meta con esa sonrisa en la cara, el raid está dejando de ser invisible.
Gracias a ellos, además de llevarnos en nuestra memoria y corazón todos los buenos momentos vividos, podemos guardar algo palpable. Dentro de unos cuantos años miraremos esas fotografías y recordaremos ese día, nos echaremos unas risas con nuestros amigos, cerveza en mano, volviendo a contar las anécdotas de esas carreras. Porque de eso se trata, de vivir momentos que merezcan la pena y nos hagan esbozar una sonrisa cuando miremos atrás.»
Gracias Selena por tus reflexiones y que muchos compartimos, ya que aun queda mucho camino que recorrer para que nuestra disciplina se valorada como se merece, así como publicitarla.
Recuerdo mis participaciones en el Al-Andalus, una como jinete participante, el primero, y los demás como juez. Y todos los participantes, tras un duro día de competición, esperábamos hasta que salia por TV , más bien tarde, el reportaje de la prueba de ese día, así como las clasificaciones, individuales y por equipos.
Y una anécdota de lo tarde que terminaba el reportaje de TV, es que, uno de los días, mi equipo cuando nos fuimos a la Residencia, se encontraba cerrada y no había manera de entrar, y buscamos y a esas horas, pero no encontramos donde dormir, al final, quedaba poco para levantarnos, así que nos quedamos en la furgoneta, historia que recordaran Carlos Marín y Joaquín Pérez. Bonitos recuerdos.
Comentario en las redes:
Zita Mengual Garcia
Se puede decir más alto pero no más claro,
felicidades por esa reflexión Selena G Soto me encanta.