Podologia Equina. (Segunda Parte).
Podologia Equina. (Segunda Parte).
«Podología Equina IV: El Valor de los Miembros Bien Conformados. Segunda Parte.
MEDICO VETERINARIOPODOLOGIA EQUINAEXAMEN DE LOS APLOMOS: para la apreciación y descripción de los aplomos normales o defectuosos, se toman ciertas referencias, que se conocen como líneas de aplomo y que en todo caso, se trata de líneas imaginarias verticales que a modo de hilo de la plomada, llegan al suelo partiendo de un punto superior anatómico fijo, que será distinto cuando se trate de los miembros anteriores o los posteriores y cuando la observación se haga de frente, de perfil o de atrás.
Se podrá así evaluar el eje del miembro en conjunto y de cada una de sus regiones en particular. No desarrollaremos aquí la descripción en detalle de las líneas de aplomo, porque no es la finalidad de este artículo. A los fines de la evaluación de conjunto, es necesario disponer también de conocimientos que se relacionan directamente con los aplomos, como: regiones del exterior equino, centros de suspensión, centro de gravedad, base de sustentación, dinámica de los andares, concepto de defecto y tara, concepto de belleza, etc.
La importancia de la correcta conformación de los miembros, se pone en evidencia:
1. En la distribución de presiones.
2. En la forma de apoyar los cascos sobre el terreno.
3. En la dirección de la columna vertebral.
4. En las relaciones angulares de las articulaciones.
5. En la agilidad del equino.
6. En el poder de tracción.
7. En la estabilidad -por su relación con la base de sustentación-.
8. En la facilidad para el manejo.
9. En la disposición para la equitación.
10. En la belleza plástica.
Son variadas las circunstancias en las que pueden necesitarse los conocimientos de aplomo, entre las que podemos citar:
a. El examen previo del equino a herrar (herrados normal y correctivo).
b. En el asesoramiento veterinario de compra.
c. Como parte de la evaluación en exposiciones.
d. Como parte del importante trabajo en los establecimientos de cría.
e. Como carácter de belleza fundamental integrante del estándar de cada raza.
f. Para el médico veterinario clínico, como disciplina de base en la semiología del aparato locomotor, para la resolución del problema claudicógeno.
Constituye el tópico más importante a tener en cuenta. Todo gira alrededor de la correcta o adecuada descomposición de fuerzas y distribución de presiones de proximal a distal y la reacción de distal a proximal.
Las consecuencias de la mala distribución de presiones, producto de ejes defectuosos, se pondrán en evidencias a través de patologías con asiento en distintos puntos, comprometiendo el rendimiento y la vida útil del equino a mediano o largo plazo, o su uso en lo inmediato.
Es importante resaltar que los distintos plazos en que pueden aparecer las patologías, está en relación directa a la gravedad del defecto y las exigencias físicas a que sea sometido el equino dado que no es lo mismo las demandas de cualquier disciplina deportiva, que el simple servicio de paseo.
Bajo el concepto de “ejes defectuosos” deben incluirse: desviaciones angulares y flexurales; rotaciones; inclinación o verticalidad indeseables, separaciones excesivas o deficientes, etc. (siempre considerando el miembro en conjunto o algunas de sus regiones en particular). En algunos defectos, además de ser incorrecta la descomposición de fuerzas, está comprometida la estabilidad por reducción de la base de sustentación (remetidos de adelante, corvos, cerrados de adelante + izquierdos, etc).
Otro aspecto importante a considerar, es que muchas de las patologías pueden asentar -además- en lugares anatómicos “alejados” del punto problema (lugar del defecto, por ejemplo) y ello es debido al intento de compensación de la masa corporal en conjunto sobre la que se ejercen fuerzas anormales, induciendo a que determinadas estructuras anatómicas, asuman roles fisiológicos para los cuales no están naturalmente diseñadas, las que finalmente terminan dañándose con algún grado de evidencia clínica que llevará aparejada la interrupción del servicio o su ejecución con limitaciones, con las consiguientes consecuencias (gastos, compromiso de participación en torneos, etc.).
Pero antes que la manifestación clínica sea evidente y motive la consulta al médico veterinario, se pasa por un período previo (no estimable en tiempo) de una “irregularidad silenciosa” (expresión del autor), de cambios no siempre claros en el animal, que incluyen dificultades para hacer algunos ejercicios, a veces algún grado de molestia e irritabilidad, etc., que incluso antes del examen clínico, pueden ser adjudicados -por quienes rodean al animal- a causas varias.
Si en esta etapa, el médico veterinario busca dolores, los encontrará y a distintos niveles, por ejemplo: ligamento suspensor del nudo, músculos lumbares, músculos isquiotibiales, bridas, etc.El pie, es quien en última instancia recibe las consecuencias de miembros mal conformados y cuyas estructuras también se verán afectadas por irregular distribución de las presiones que le llegan. Pero también el pie es parte del conjunto y debe estar bien conformado en cuanto a forma, volumen, ángulos, inclinaciones, proporciones, etc. (además de bien tratado por el hombre).
Este concepto de “irregularidad silenciosa”, debe ser tomado con atención especial, ya que son muchas las situaciones en que por ejemplo una mialgia dorsolumbar o isquiotibial (podrían citarse muchas otras alteraciones), tiene punto de partida en incorrectos ejes de los miembros, (teniendo en cuenta también, que con mucha frecuencia es el hombre quien genera los problemas, a través de la intervención en el herrado, sin conocimientos adecuados) lo que, sumado al trabajo propio del caballo, causará alteración suficiente para necesitar la intervención del médico veterinario.
Por lo tanto, es de buena práctica clínica ante cuadros como éstos (de cotidiana presentación), además de realizar una prolija anamnesis (historia), comenzar por evaluar los aplomos y los aspectos relacionados con el herrado (antigüedad, largo del casco, altura de talones, eje podofalangeano, balance del pie, nivel de los miembros entre sí, aspectos de la herradura, el clavado, etc.) y decidir sobre la necesidad de trabajo del herrador.
Algunas de las patologías posibles, derivadas de la mala distribución de presiones, son:
1. Formas falangeanas.
2. Exceso de tensiones sobre ligamentos colaterales.
3. Esfuerzo de brida radial.
4. Mayores tensiones sobre cápsulas articulares.
5. Exostosis intermetacarpianas.
6. Exostosis postmetacarpianas y postmetacarpianas profundas.
7. Hidrartrosis de nudo.
8. Osteítis interfalángicas.
9. Fracturas carpales o tarsales a pequeño fragmento.
10. Esfuerzos tendinosos y ligamentosos (flexores y ligamento suspensor del nudo).
11. Fatiga muscular, tendinosa o ligamentosa.
12. Tenosinovitis.
En resumen: Con miembros bien conformados, habrá correcta biomecánica y con ella, adecuada descomposición de fuerzas y distribución de presiones. No habrá daño músculo esquelético, el rendimiento será óptimo y la vida útil se verá como mínimo, conservada.
ABSORCIÓN DEL IMPACTO Y DISIPACIÓN DE ENERGÍA:Como parte del natural movimiento de traslación, hacia delante y hacia abajo, los miembros se aproximan al suelo, poniéndose de manifiesto la inevitable relación -desde la física pura-, de las fuerzas en juego en relación al terreno.
Un sistema de fuerzas descendentes, representado por fuerzas aplicadas de proximal a distal y perpendiculares al piso y un sistema de fuerzas ascendentes, opuesto al anterior (acción y reacción).
Los cascos entonces, como estructuras distales que son, actúan como iniciales amortiguadores del impacto, produciendo una rápida desaceleración que, bajo la forma de vibraciones, viajan hacia proximal por los miembros y que en muchas ocasiones y por factores diversos, pueden ser causa de patologías como desmitis, tendinitis, miositis, periostitis, osteoperiostitis, artrosis, etc.
Esta función es compartida con las “zonas blancas” (tejido laminar y línea blanca), ranilla (con limitada tolerancia), barras, suela y callo solear e incluye por supuesto el borde perisolear de la muralla, que es la parte que está en contacto con el piso pero que no estaría diseñada histológicamente para soportar peso, razón por la que no hay sobre este punto, un criterio uniforme entre los distintos autores pero de hecho, esa función es ejercida.
En este mecanismo de disipación de energía, actúan además de la angulación propia de los miembros que descomponen fuerzas, el hueso y el cartílago.
El hueso, absorbe el shock con eficiencia; no obstante, ante impactos excesivos, pueden producirse en él, microfracturas como mínimo daño.
El cartílago, por su constitución histológica, es igual o más eficiente que el hueso para absorber el impacto, pero dado que en las articulaciones se presenta como una delgada capa, su participación es cuantitativamente menor o pequeña en este rol.
Los impactos repetidos y de gran magnitud, pueden ocasionar daño al cartílago -a veces irreparable-, con enfermedad articular degenerativa como resultado final.
LOS APLOMOS DEL POTRILLO: finalmente, válido es señalar la importancia de los aplomos en el potrillo y en relación directa a su futuro como potencial atleta. Son muchas las causas o patologías que actúan en el potrillo desde el nacimiento y que incluso pueden comprometer su vida, pudiendo citarse entre ellas: dismadurez, enfermedades autoinmunes, enfermedades infecciosas, neumonías, diarreas, etc.
En el caso de los malos aplomos, obviamente ellos no atentarán contra la vida del potrillo, pero la desatención a los miembros en particular, conducirá a la posibilidad cierta de tener que eliminar a corto plazo, a un ejemplar que se sabe, no estará en condiciones de afrontar las importantes exigencias físicas de un determinado deporte, lo cual implica una pérdida económica que en cualquier caso será importante, considerando la multiplicidad de factores que contribuyen a obtener un potrillo nacido.
De lo expuesto se deduce la importancia a asignar a este aspecto en los establecimientos de cría, lo cual incluye selección, nutrición, manejo, detección temprana, tratamiento, etc.
CONSIDERACIONES FINALES:
1. Resulta muy difícil encontrar un equino cuya conformación pueda cubrir en un 100 % el concepto de belleza estética; es entonces conveniente, manejar equilibradamente los conceptos de belleza plástica y belleza funcional.
2. Es fundamental cuando se resuelve adquirir un equino, tener en cuenta el destino que se le dará, dado que ello definirá la mayor o menor permisividad de defectos de aplomo.
Aquí cobra relevancia el asesoramiento del médico veterinario especialista, dado que deberá buscarse siempre el equilibrio entre lo permisible y lo inadmisible en cuanto a aceptación o rechazo, o lo que es lo mismo decir, evaluar correctamente los caracteres de belleza absolutos y relativos.
No es lo mismo el uso del caballo de silla para simple esparcimiento uno o dos días a la semana, o el destino para escuela de equitación, o paseo en parque, que las disciplinas de salto, polo, trote, endurance, o tareas rurales, etc.
En resumen, la sola presencia de un defecto, no significa descarte: sólo se trata de tener en cuenta la gravedad del defecto en relación al destino o aptitud del equino. A mayores exigencias, mayor necesidad de miembros correctos.
3. Hay defectos que no son admisibles para ningún destino, como es el caso de los defectos groseros, sobre todos aquellos que puedan comprometer la estabilidad por reducción de la base de sustentación o por las posibles interferencias en la marcha.
4. Es importante tener claridad sobre las connotaciones de los distintos defectos, porque ello permitirá inferir sobre posibles patologías a corto, mediano o largo plazo. (trascorvos, izquierdos severos, etc). Esto también es particularmente importante en la producción del SPC, en la que, en todo defecto detectado, habrá que hacer la proyección de futuro, respecto del crecimiento con aumento natural de peso y los efectos posteriores de doma y entrenamiento.
5. No debe pensarse en aceptar algunos defectos particulares sobre la idea de posible corrección con herrado. No olvidemos que esto está íntimamente relacionado con la edad y osificación y que no todos los defectos son tratables por la vía del herrado (sobre todo las desviaciones del nudo hacia arriba).
6. Para aquellas personas que no tienen suficiente experiencia en la evaluación de los aplomos, es fundamental el asesoramiento de otra que sí la posea, o del médico veterinario con práctica en los equinos, para evitar descubrir defectos importantes cuando la operación comercial ya fue realizada, o bien sufrir las consecuencias de ellos por patologías de distinta naturaleza que producen claudicación y que obligan a un uso muy irregular o nulo, lo cual tiene “per se”un impacto económico directo; esto es, inversión realizada con utilización comprometida del equino.»
Saludos de Gabriel.