«Hacedora» me Vuelve a Leer el Pensamiento.

«Hacedora» me Vuelve a Leer el Pensamiento.

Esta mañana de primavera, pero ya agostándose el campo, salgo con «Hacedora», en plan de paseo, ya que hoy no tenia el cuerpo para correr, así que al tran tran de mi yegua hago mi recorrido mañanero.

Tengo las manos que dan pena, los dedos indices, solo sirven para señalar y sin poderlos poner muy derechos y que decir de doblarlos, eso es otra proeza, son herencias  de familia, lo de los dolores y los dedos doblados.

Pues disfrutando del tranquilo paseo, y viendo las últimas flores del campo, ya que van a pasos agigantados desapareciendo las floraciones de las margaritas y amapolas que jalonan mis recorridos, solo los magníficos lentiscos verdean de un verde botella y los mamones de los olivos acebuchados que también destacan por su verdor.

Pero la historia de hoy viene casi al final del recorrido, ya que no tenia ganas de meterme por el gran hipódromo de Andalucia, por donde tengo que trochar, ya que una obra nueva, me ha cortado mi camino, y tengo que entrar al hipódromo por un portillo y salir al final de la obra nueva, por el famoso portillo que en su día publique este artículo (No os Confiéis al Pasar por Portillos Conocidos.)

Pues antes de llegar al primer portillo, en la misma linde de la nueva obra, pienso pasar por un camino nuevo que han realizado los paseantes, por la linde del trigal que aun no está cosechado, pues ni corta ni perezosa, «Hacedora» se encamina por el nuevo camino, camino que jamás ha cogido, pero que yo he pensado coger, para no tener que meterme por el Hipódromo.

Así que sin tirar de riendas, ni apoyos de pies, la muchacha se encamina por el camino que yo había pensado coger. La inteligencia e intuición de la yegua de coger por el camino que su jinete había pensado coger.

Y no es la primara vez que me hace este prodigio «Hacedora», son ya varios los detalles que me han pasado con ella.

Pues al final del paseo, y a pesar de las molestias en las manos, he podido arreglarle los cuatro cascos, no estaban muy mal, pero ya empezaban a levantarse algunas lascas de la muralla, así que arreglados y perfectos.

Saludos de Gabriel.