Cuidados del Caballo en Verano.
Cuidados del Caballo en Verano.
Desde Álvarez, Deporte y Tiempo Libre, me remiten el Boletín Mensual de su revista, y en la de este mes de Junio, nos informan de los Cuidados del Caballo en Verano.
Y los Cuidados, que en estos tiempos de calores son muy necesarios el respetar, ya que la salud de nuestros caballos puede estar en nuestras manos y en las actuaciones y cuidados que les demos.
Aquí tenéis el articulo de este mes:
«CUIDADOS DEL CABALLO EN VERANO
Con las altas temperaturas del verano que estamos a punto de iniciar debemos tener en cuenta que los caballos son animales de sangre caliente y por lo tanto se aclimatan mucho mejor a temperaturas bajas que exigentes.
Además de su propia constitución, el calor implica la aparición de otros factores como los insectos o la dificultad que pueda existir de mantener una correcta hidratación del caballo y de su adecuado aseo específico de esta época.
A continuación veremos cuáles son los factores clave que debemos analizar y detectar para mantener a nuestro caballo saludable durante estos meses que se aproximan y tenerlos correctamente atendidos.
ALTAS TEMPERATURAS
El calor es uno de los primeros factores a tener en cuenta. Si vivimos en un lugar donde el clima de verano sea más relajado, nuestro caballo no estará tan expuesto a los peligros de zonas con temperaturas más cálidas.
Si por lo contrario, en nuestra ciudad sufrimos más las consecuencias del calor, tendremos que tener en cuenta que ésto afectará negativamente a la salud de nuestro équido por lo que tendremos que tener presente siempre que no podremos exigirle en exceso durante los entrenamientos o paseos.
Como normal general, deberíamos reducir su esfuerzo físico a la mitad de su rendimiento durante el resto del año ya que cuando aumenta la temperatura, su recuperación después del ejercicio será mucho más lenta que de costumbre.
En condiciones climatológicas normales, la temperatura del caballo ha de ubicarse entre los 37,2º C y los 37,8º C. Si notamos que ésta temperatura aumenta de manera acelerada, veremos cómo los tejidos se pueden llegar a daña o incluso provocar la muerte del caballo por un exceso de afluencia de sangre en el cerebro que ocasiona una congestión cerebral.
Otro de los efectos negativos que el calor puede causar en el caballo son las lipotimias, ya que son los animales más propensos a este tipo de dolencias que conllevarán graves consecuencias si no se actúa con velocidad.
La principales señales de alerta que podremos detectar provocadas a causa del calor son:
– Aumento de la temperatura corporal del caballo.
– Ritmo cardíaco por encima de los 40 o 50 latidos por minuto.
– Respiración acelerada por encima de las 60 o 80 exhalaciones por minuto.
En caso de que las respiraciones superen las 120 exhalaciones por minuto, entenderemos que nuestro caballo está intentando disminuir su propia temperatura corporal pero si esto sucede durante más de 10 minutos tendremos que proceder a enfriarlo inmediatamente.
Otro de los síntomas que nos puede alertar de que nuestro caballo está sufriendo un golpe de calor son los cambios bruscos en la personalidad del animal, que lo veamos más apagado o sin ganas de actividad además de que presente temblores corporales.
Lo mejor que podemos hacer en estos casos es darle una ducha de agua fría, en lugar de esponjas o paños ya que es mucho más efectivo, y esperaremos a que se seque para repetir la operación y así continuar hasta que su temperatura corporal baje de los 38º C. Lo llevamos a posteriori a una zona a la sombra o a un lugar bien ventilado para que pueda recuperarse.
UNA CORRECTA HIDRATACIÓN
No importa cuál sea la época del año, la hidratación de nuestro caballo ha de ser siempre primordial y tendremos que vigilarla con especial esmero durante esta época.
La falta de agua y por consecuente la deshidratación están provocadas por una sudoración excesiva que lleva a la pérdida del líquido corporal que podrá suponer un problema muy serio si no se rectifica a tiempo ya que es la primera causa de la aparición de cólicos.
Para evitarlo, podremos realizar de manera sencilla el Test del pliegue de la piel, que consiste en pellizcar al caballo y ver cómo se comporta su piel, si no vuele con rapidez a su sitio es un síntoma de está empezando a deshidratarse.
Para proceder a una correcta hidratación tendremos que realizar un aporte extra de complementos como sales minerales que nos recomiende nuestro veterinario de confianza.
Cada poco tiempo deberemos revisar el bebedero o el recipiente dónde tenga el agua y comprobar que está totalmente limpia, sin insectos ni polvo y además se encuentre entre los 10º C y los 14º C. Esta revisión de cumplimiento obligado y en caso de que no estemos totalmente seguros de la calidad del agua tendremos que rellenarlo varias veces durante el día.
LOS INSECTOS
Su presencia durante el verano se incrementa con creces en los lugares donde está nuestro caballo por lo que tendremos que seguir los mejores pasos para evitar su presencia, aunque es cierto que nunca se conseguirá en un 100%.
En lo que respecta a la alimentación del caballo, existen ciertos componentes y alimentos que puedan hacer de repelente natural:
– Ajo: nos ayudará a mantener un perfil sanguíneo correcto además de aportar vitalidad al caballo y como contiene azufre contribuye también en la buena salud de la piel.
Pero lo que más importa es que al ser expulsado por los poros de la piel al sudar, repele a los insectos por su característico olor.
– Antioxidantes: absorben las toxinas del cuerpo y ayudan a eliminarlas, es decir, limpian el exceso de toxinas a través del sudor. Lo mejor será buscar un producto que contenga una fuente natural de antioxidantes combinada con nutrientes para obtener una buena salud de la piel durante estos meses.
– Ácidos grasos Omega 3 y Omega 6: indicadas para las reacciones antiinflamatorias.
Otras de las opciones que podemos combinar con la ingesta de este tipo de componentes, son los productos externos.
Podremos encontrar algunos naturales como el aceite de citronella o la pyretrina y otros productos de ingredientes sintéticos. Están disponibles en diferentes formatos, tamaños y precios, además podremos elegir cuál es el más práctico para aplicar como pueden ser los paños, esprays, aerosoles o cremas.
Los que estén fabricados a base de agua causarán menos irritaciones alérgicas aunque no son tan duraderos como las soluciones a base de aceite, por lo que tendremos que aplicarlas con mayor asiduidad.
También existen nuevos productos a ves de propyleno-glycol que son mucho más duraderas que las que son a base de agua y tiene menos contraindicaciones que las que son a base de aceite.
EL ACONDICIONAMIENTO DE LA CUADRA
La cuadra es el lugar donde probablemente pase la mayor parte del tiempo durante el verano para que no sufra de calor excesivo y por eso debemos prestar especial atención a su acondicionamiento.
La tendremos lo mejor ventilada posible, creando incluso alguna corriente de aire entre la puerta y las ventanas para que el caballo esté lo suficientemente fresco dentro.
Además tendremos que intentar sacar al caballo pasada un hora del amanecer y volver a meterlo una hora antes de que anochezca ya que en este intervalo es cuando habrá más mosquitos y otros insectos que nos puedan molestar.
Dentro de la cuadra es donde también tendremos que habilitar un espacio para ubicar el agua y que esté disponible de manera constante y fresca. Poner una piedra de sal les ayudará tanto en el entrenamiento como en la ingesta de sales minerales necesarias para su metabolismos y así mismo provocándoles más sed para que beban más.
EL ASEO DEL CABALLO
Mantener al caballo aseado es siempre imprescindible, pero se hace una tarea todavía más importante durante el verano. Si no conseguimos mantener una buena higiene del caballo podrá llevar a diferentes problemas:
– El olor del sudor provoca un efecto llamada extremo sobre los indeseados insectos.
– El agua y la desinfección nos ayudarán a mantener controladas las heridas que puedan infectarse con el calor
– Hay jabones especiales que incluyen repelentes, por lo que además de higienizar al caballo actuarán como protector ante los insectos.
Los mejor es frotar el cuerpo del caballo con una esponja con agua fría sobre todo en el estómago, el cuello y dentro de las patas. En casos de temperaturas extremas prodecederemos a darle manguerazos directamente por todo el cuerpo.
Tras el baño dejaremos que se seque bien evitando que se revuelque y mientras tanto podremos realizar las inspecciones oportunas para comprobar heridas o cualquier anomalía.
No debemos olvidar también la importancia de limpiar de manera especial los ojos y los ollares ya que son los que más sufren.»
Fuente: Alvarez, deporte y tiempo libre
Saludos de Gabriel.