Bonita Historia del Mundo del Raid.- 100 años atrás.
Desde Uruguay, mi amigo Oscar Ricca, me remite este articulo rememorando la historia del Raid por aquellas tierras, es bueno que no se pierdan estas historias del mundo del Raid, aunque en aquella época, las circunstancias para los caballos, no fueran las más idóneas, cosa en la que se ha evolucionado en beneficio, siempre, en la salud del caballo. Ya es accidental el leer que ha muerto un caballo en una competición, ya que tenemos a las Comisiones Veterinarias, muy atentas a la evolución de los caballos, antes, durante y después de la competición. En esto si hemos evolucionado hacia una mejoría en beneficio de la salud de nuestros caballos, así como en las técnicas de entrenamiento que también han evolucionado. Complementado todo esto con los Reglamentos: General, Veterinario y de Raid, para definir perfectamente como se tiene que desarrollar una competición de Resistencia Ecuestre.
Pero estas historias del mundo del raid, son bonitas de leer y ver que no se pierden los recuerdos de grandes Jinetes de Raid.
Esta es la historia:
«Un día como hoy, 100 años atrás…
Luis Eduardo Rodríguez tiene 92 años, pero ni él era nacido cuando su padre se consagraba como el primer jinete ganador de un raid hípico. El triunfo de su padre, Amadeo, hace 100 años, el 12 de octubre de 1913, lo recibió como el resto de nosotros, por cuentos, pero la presencia del majestuoso trofeo de la victoria en el living de su casa en Pocitos da cuenta que, pese al tiempo, el orgullo de aquél logro no se ha desvanecido pese al paso del tiempo.
“En la época en que el corrió y ganó aquella carrera yo no había nacido, pero era realmente interesante oír esa historia”, cuenta Luis, quien jamás siguió los pasos de su padre en los raid, pero sí ayudó al ganador a mantener viva su pasión.
Don Amadeo no volvió a correr un raid y fue uno de los tantos amantes del deporte que quedó muy marcado por la desgracia ocurrida en la segunda edición, cuando ninguno de los equinos sobrevivió al esfuerzo. La yegua con la que él ganó la carrera original no sufrió consecuencias, asegura su hijo.
“Él sentía una gran preocupación por evitar la muerte de los caballos”, afirma Luis. “Para él era una gran moral que había que tener. Mi padre era un experto en cuidar caballos y siempre repartió conocimiento sobre cómo hacerlo”.
Si bien Amadeo no volvió a subirse a un caballo, la afición por el raid jamás desapareció y para cuando comenzaron las competencias federadas, Luis, entonces ya mayor de edad, le comenzó a servir de ladero. “Yo manejaba el auto (porque) a él no le gustaba manejar. Siempre nos entusiasmaba mucho. El tenía una gran afición por los raid y por contagio me la generaba a mi también”, recuerda.
Una de las anécdotas que Luis atesora ocurrió a comienzos de los cuarenta: “Él era padrino de un muchacho que era vecino de casa. Se llamaba Omar Moreira. Combinó con él darle algunos conocimientos en el comportamiento de conducción de un caballo en un raid y durante la carrera íbamos junto a él en el auto. Mi padre le decía cómo tenía que conducir al caballo. Me acuerdo que, como ocurre en la mayoría de las rutas, había subidas y bajadas, entonces mi padre le decía: ’Subiendo dejalo a voluntad, no lo exijas, pero cuando llegue el momento de bajar, ahí sí apretá las piernas y apúralo todo lo que más puedas’. Eso se lo repetía de distintas formas. Moreira iba bastante atrás, pero empezó a andar mejor, a rendir más. Viendo que el caballo respondía a su exigencia cuando bajaba por la carretera, más se entusiasmaba el jinete. Así se fue acercando a la punta y cuando llegó a Sarandí alcanzó, a pocos kilómetros, al que iba primero. ¡Y llegó al triunfo!”.
UNA VIDA DEDICADA A LA GENTE.
La familia Rodríguez vivió a seis kilómetros de Sarandí Grande, sobre la ruta 5, durante muchas generaciones. Allí nacieron Amadeo y sus dos hijos: Luis y María Celia. Y allí también fueron a vivir Luis y su mujer, María, luego de casarse en San José en 1953.
La familia Rodríguez vivió a seis kilómetros de Sarandí Grande, sobre la ruta 5, durante muchas generaciones. Allí nacieron Amadeo y sus dos hijos: Luis y María Celia. Y allí también fueron a vivir Luis y su mujer, María, luego de casarse en San José en 1953.
“(Don Amadeo) era un ser completo y según pasa el tiempo uno lo admira cada vez más”, recuerda María, más conocida como “Maruja”.
Para ejemplo de esa admiración esta la escuela Nº86 de Piedras Coloradas, informalmente conocida como “La escuela de Amadeo”- “Él dio su casa para esa escuela rural”, recuerda con orgullo “Maruja”. “Esa escuela es sin duda la huella más importante que dejó Don Amadeo”.
Su hijo concuerda y en un texto que escribió para el festejo de los 85 años del centro asegura que su padre “siempre repetía que el estudio primario y su continuación son valores del primer orden y progreso para el resto de nuestras vidas”. Luis es uno de los ex alumnos de la escuela Nº86.
Como productor rural, Amadeo se caracterizó por ser un innovador. “Era muy progresista, inteligente. Un creador realmente. Creó formas de explotaciones extensivas del cerdo, del ganado lechero también, ahí ya con mi ayuda. Con su asistencia fuimos muy exitosos en la producción porque él era muy emprendedor, le gustaba mucho la producción en base a maquinaria moderna, para mayor rendimiento de las cosechas”, señala Luis, quien durante muchos años trabajó y aprendió junto a su padre.
Batllista de ley, Amadeo Rodríguez fue además concejal de Florida por el Partido Colorado por muchos años y “Maruja” recuerda la presencia del ex presidente Luis Batlle Berres en su casamiento. “Cuando nos casamos fue Luis Batlle Berres a casa. Yo era blanca independiente. Era mi padre en realidad, pero antes eras lo que era tu papá, aunque tampoco había esta separación que hay ahora en la que sos una cosa y odias a la otra. Nosotros nos casamos, siendo su familia batllista y mi padre blanco independiente”, relata.
LA TRADICIÓN NO CONTINUÓ.
Pese al triunfo de Amadeo y su pasión por el raid, ni sus hijos ni sus nietos continuaron sus pasos en el deporte. Un factor fue el tiempo que había pasado entre aquella victoria y las nuevas competencias, y otro fue la dedicación de la familia a la producción rural.
Pese al triunfo de Amadeo y su pasión por el raid, ni sus hijos ni sus nietos continuaron sus pasos en el deporte. Un factor fue el tiempo que había pasado entre aquella victoria y las nuevas competencias, y otro fue la dedicación de la familia a la producción rural.
“Mi padre siguió siendo aficionado y mantuvo mucha relación con todos los dirigentes, pero nunca más corrió. Yo era un buen jinete, pero nunca me dio por el raid. Yo manejaba ¡y mirá que era peligroso andar entre los caballos!”, señala Luis.
Amadeo se mantuvo ligado a la política y al deporte de sus amores hasta su fallecimiento, el 6 de abril de 1963,
pocos días después del nacimiento de su quinto y último nieto.
pocos días después del nacimiento de su quinto y último nieto.
Años más tarde Luis y María trasladarían a la familia a Venezuela, donde vivirían por 35 años.
“Era un hombre encantador, excelente con los nietos, de gran porte, alto y apuesto”, recuerda “Maruja” de su suegro.
“Con él aprendí mucho, por su sabiduría, su experiencia, su inteligencia y una gran creatividad. Nos forjamos unidos por muchos años”, afirma Luis en uno de los varios textos que ha escrito a modo de memoria.
El recuerdo de la vida de Don Amadeo supera ampliamente aquel histórico triunfo, aunque la imponente presencia del trofeo del primer raid dibuja una sombra que será eterna. «.
Saludos de Gabriel.