No os Confiéis al Pasar por Portillos Conocidos. (a)

                                         Los alambres, a la altura de la cabeza del jinete.

No os Confiéis al Pasar por Portillos Conocidos.

  • Hoy, la enseñanza va por unos derroteros peligrosos, muy peligrosos y complicados, ya que os quiero contar mi peripecia en los entrenamientos del día de hoy, y os lo quiero contar, para que no os pase lo que a mi me ha podido ocurrir.
  • ¿Sabéis lo que es un portillo?, bueno para los que no sean de estas tierras andaluzas, os comentaré que cuando en una cerca, valla ó vallado, se hace un espacio por donde atravesar esta linde, por aquí lo llamamos «portillo», que es una pequeña zona de paso, casi siempre dificultosa para poder salir ó entrar en el cercado.
  • Pues en el recorrido de hoy, y para no volver por los caminos andados, ya que a los caballos no les gusta las repeticiones de los recorridos, busqué uno de estos «portillos» en los cerramientos del Gran Hipódromo de Dos Hermanas. 

 

  • Sitio que conozco perfectamente y por donde trocho en muchas ocasiones, pero como venia en la parte final del entrenamiento y para no parar el trote de Hacedora, enfilo el paso dificultoso a la misma velocidad, no mucha, pero velocidad, miraba al suelo para esquivar los posibles alambres sueltos, ya que antiguamente había alambrada por esa linde, pero no me acorde de los alambres superiores que no estaban  quitados, menos mal que en la ultima décima de segundo, al pasar, levante la vista y veloz como un rayo, bajo la cabeza hacia el cuello de la yegua para evitar lo que podía haber sido un grave accidente.
         Altura de los alambres, además espinosos, en relación con la alzada de mi yegua.
  • Me vino a la cabeza, en esas décimas de segundo, la muerte del Duque de Cádiz en esas fatídicas pistas nevadas por tierras americanas donde encontró la muerte por culpa de un cable atravesado en las pistas por donde bajaba esquiando, cable a la altura del cuello que termino con su vida.
  • No es que a esa velocidad me hubiera cortado el cuello, pero si me hubiera enganchado la visera del casco ó la cara, con esos alambres espinosos y no sabemos las posibles consecuencias, pero la caída de la yegua, su escapada y las consecuencias de la escapada, si serian seguras, aparte de las lesiones de los alambres.
  • ENSEÑANZAS que hay que sacar:
  • No nos podemos confiar nunca cuando montamos a caballo, las confianzas son las culpables de todos los accidentes, bueno de casi todos, pero muchos más por nuestra culpa que por problemas con los caballos.
  • En este caso, tenia que haber pasado al paso, no pasa nada por dar unos trancos de paso y luego seguir el entrenamiento, no es una competición en la que podemos perder al rival de nuestra vista. Puede haber, como de hecho los hay, alambres por el suelo y al paso es mucho más fácil esquivarlos que al trote o al galope.
  • Y por que no decir de los alambres superiores, como los que me he encontrado hoy, que se encuentran suspendidos entre dos postes.
  • Los pasos complicados hay que pasarlos con sumo cuidado para no tener accidentes y siempre al paso de nuestro caballo y si hay que desmontar, pues se baja uno del caballo, se pasa esta dificultad del camino y volvemos a subirnos a nuestra montura.
  • También diréis, ¿que porque me meto por estos sitios tan complicados?, y es verdad, pero estos eran mis terrenos de entrenamientos, que me los han ido delimitando, entre el hipódromo y las urbanizaciones, no nos dejan km para recorrer en nuestros entrenamientos de Resistencia Ecuestre, y a los caballos no les apetece la repetición de los recorridos y con estos pasos difíciles, las vueltas son más largas y no se repiten recorridos.
  • Espero que los Jóvenes Jinetes tomen nota de estas enseñanzas y no tengan que experimentar en carne propia los posibles accidentes.
Saludos de Gabriel.

Gabriel Gamiz

Jinete de Raid Juez de Raid

3 comentarios en «No os Confiéis al Pasar por Portillos Conocidos. (a)»

  • el 25 diciembre, 2013 a las 4:38 pm
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    Que susto. Me alegro que no te haya pasado nada. Muchas veces nos encontramos con este tipo de sustos incluso por caminos conocidos. 10 mil ojos y siempre con el casco. Un saludo

    • el 28 diciembre, 2013 a las 11:07 pm
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      Gracias a Dios y a esas décimas de segundo, que me dio por mirar hacia arriba, vi como un relámpago esos dichosos espinos, y no los vi como alambres, sino como brillantes objetos, una cosa rara, pero que me evito el accidente.
      Cuando termine de entrenar, volví al portillo para cerciorarme de los alambres y hacerle fotos para el articulo que ya me bullía en la cabeza.
      Gracias Marcos por tu interés y esperemos que este articulo le sirva a otros jinetes.
      Que los artículos de nuestros blogs sirvan para algo más que para dar noticias de nuestra especialidad hípica.
      Saludos de Gabriel.

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