Los caballos pueden sufrir fobias y miedos en espacios estrechos en muchas situaciones diarias, como por ejemplo, en el remolque, en el establo e incluso cuando se les pone la silla de montar. ¿Cómo podemos ayudarles para minimizar o hacer desaparecer estos miedos?

¿Sabemos lo que siente un caballo cuando le obligamos a pasar por espacios estrechos o le exponemos a situaciones no normales para ellos?. 

VIDA ESTRESANTE PARA UN CABALLO

En su vida natural, los caballos están en el campo con grandes espacios y buena visibilidad.

Actualmente los caballos en su mayoría viven metidos en boxes, que para ellos son lugares pequeños y con una visibilidad reducida

Por esa razón es normal que muchos caballos sientan miedo o se angustien con todo lo que les aprieta.

Incluso cuando los atamos o les apretamos las cinchas pueden sentirse agobiados.

Otras situaciones estresantes pueden ser, las vallas de las pistas o los caballos que vienen en dirección contraria.

Analizamos a qué se debe esto y por qué los caballos de sangre fría no se agobian tanto. Los expertos nos explican cómo los caballos pueden superar sus miedos con un buen entrenamiento.

ESCASO ESPACIO EN LOS BOXES

Claustrofobia: entre la intranquilidad y el pánico

El termino claustrofobia está formada por los vocablos procedentes del latin y del griego: claustrum (cerrado) y phobos ( miedo irracional hacia alguna cosa).

Los caballos tienen miedo en espacios cerrados, además temen cuando se les detiene, cuando no pueden moverse libremente. Este miedo se manifiesta de maneras muy diferentes: desde una intranquilidad ligera, pasando por un estrés masivo, hasta un ataque de pánico incontrolado.

El motivo es fácil de explicar, estos animales en caso de peligro tienden a huir.

Este instinto se mantienen todavía en nuestros caballos de ocio, por esto sienten las situaciones de aprieto como una amenaza, sobre todo porque la huida es su mejor estrategia para evitar peligros. Si no pueden huir, se estresan.

Normalmente la intensidad de esta claustrofobia en los caballos está ligada a la raza. Los caballos que por su naturaleza vivian en espacios mas abiertos, llevan peor el estar encerrados en boxes

En cambio, las razas que se han desarrollado en regiones montañosas y frías aceptan mejor el ambiente de los espacios cerrados.

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DE AQUÍ SOLO SE SALE HACIA ATRÁS”

Los científicos hablan espacio vital del caballo. Se trata de la distancia mínima hacia los congéneres que el caballo necesita para sentirse a gusto.

Julia Thut, instructora y experta en combates a caballo de Hamburgo, tiene más explicaciones: “Las razas equinas que antiguamente se empleaban como caballos de batalla no podían temer a la confrontación; tenían incluso que chocar. Algunas razas de sangre fría como los frisones, por ejemplo, tienen menos necesidad de distancia”. Caballos como éstos sufren pocas veces de claustrofobia y en caso de miedo son más propensos a la inmovilidad que a la huida. En cambio también se pegan más a las personas y tienen que aprender a mantener la distancia mediante una educación consecuente.

El espacio vital también es muchas veces motivo de estrés en los pupilajes con razas mezcladas. Mientras los ponis y las razas de sangre fría tienden a pegarse el uno al otro, las razas de sangre caliente o también los caballos cruzados prefieren mantener un poco más de distancia con los otros caballos. “Conozco cuadras donde diez caballos del tipo “freiberger” viven en armonía en un espacio muy estrecho”, dice Julia Thut, originaria de Suiza. “Los P.R.Á. allí se hubieran estresado rápidamente”.

La claustrofobia también se desarrolla con el trato del día a día. Simplemente atándolos ya les puede dar miedo a los caballos, si no se les ha acostumbrado poco a poco desde pequeño, o si han tenido alguna mala experiencia. Los caballos no están cómodos con la sensación de no poder huir. “Durante el aprendizaje, confórmate con unos pocos segundos de tranquilidad del caballo cuando está atado”, dice Julia Thut. A menudo ella se encuentra con caballos que tienen miedo a estar atados. “Normalmente sólo coloco la cuerda alrededor del palo de atar, para poder así soltar fácilmente al caballo”. A los caballos que les gusta moverse, les deja un rato de libertad y luego les “endulza” el tiempo que están atados con un saco de heno. Masticar les tranquiliza y distrae.

El acto de ensillar puede ser otro momento puntual de claustrofobia, que se manifiesta en el denominado trastorno de ansiedad a la hora de ensillar. Algunos caballos incluso se tiran al suelo por el miedo que tienen.

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La claustrofobia también se puede presentar allí donde menos se la espera, mientras estamos montando. Algunos caballos entran en pánico en una congestionada pista cubierta, sobre todo cuando están atrapados entre la valla y otro caballo. El caballo de Julia Thut, un cruzado árabe llamado “Belleza” se siente encerrado incluso cuando está solo parando al lado de la valla. Las riendas auxiliares y el montar con hiperflexión también afectan a caballos claustrofóbicos. A veces incluso puede acabar con la muerte, como en el caso del poni “Karioka”. Su entrenador le puso las riendas de atar tan apretadas, que la yegua se levantó de manos, cayó hacia atrás y murió de un golpe en la cabeza.

“LA VALLA ME DA MIEDO”

Un entrenamiento individual puede resolver muchos miedos

Cualquier caballo puede desarrollar claustrofobia. Y cuanto más tiempo persiste el miedo, más fuerte se manifiesta y más difícil es el proceso de resolución. “No existen recetas generales”, dice Marlitt Wendt. La claustrofobia innata, como el miedo de estar en el remolque, se puede resolver con entreno individual. Los expertos en conducta lo llaman desensibilización sistemática con condicionamiento contrario. “Aquí es importante que en primer lugar el caballo se encuentre en su zona confort”, dice Marlitt Wendt. En cuanto se acerque al estímulo que le produce el miedo se le elogia o acaricia y vamos aumentando el nivel de dificultad poco a poco. Las técnicas relajantes, como por ejemplo el método Tellington, pueden apoyar bien este entreno.

Los miedos claustrofóbicos de algunos caballos están cargados de experiencias traumáticas. Pueden ser accidentes con el remolque o experiencias drásticas negativas en el lugar de la limpieza. En estos casos normalmente ya no ayuda el entreno, el caballo necesita una terapia con un experto en conducta. Éste lleva al caballo paso a paso hacia los temidos lugares estrechos. A veces medicamentos ansiolíticos o hierbas tranquilizantes pueden respaldar la terapia de la conducta.

Los jinetes no pueden ofrecer a sus caballos ninguna pradera para que vuelvan a estar libres, pero pueden actuar de manera previsora y fiable en el trato con su caballo y sacarles así del aprieto.»

Fuente: FOBIAS Y MIEDOS DEL CABALLO

Saludos de Gabriel.